San Martín, el Paseo Peatonal que te Llevará a la Época de Oro de Santa Fe
Introducción
El paseo te permitirá conocer sobre el crecimiento comercial y social de la ciudad, la importancia del Teatro Municipal y las historias de la primera artista confirmada en nuestro continente. También te vamos a contar la historia del primer robo del siglo. Prepárate para vivir en Santa Fe Capital.
Te invitamos a recorrer la peatonal San Martín, símbolo del comercio santafesino. Repasemos su historia. Su nombre original fue Calle Comercio, precisamente por nuclear a gran parte de ese sector económico. A principios del siglo XX, se le cambia el nombre por Calle San Martín, en honor al Libertador. A partir de ese momento, los nuevos bancos, confiterías y locales de indumentaria empezaron a instalarse en esta arteria. Con el tiempo, fueron transformándose no solo en lugar de compras, sino de paseo para las y los santafesinos.
En 1976 se realiza la primera obra de peatonalización entre las calles La Rioja y Juan de Garay. Con el tiempo, se siguió ampliando y hoy se extiende desde Suipacha a Juan de Garay. Durante el recorrido vamos a redescubrir el Teatro Municipal, el Museo de Artes Visuales "Sor Josefa Días y Clucellas," el centro comercial y la Basílica del Carmen, entre otros. Te invito a que llegues hasta el teatro, en San Martín y Juan de Garay.
Estamos frente al Teatro Municipal 1º de Mayo, una de las joyas de Santa Fe capital. La obra fue inaugurada el 5 de octubre de 1905 con la ópera "Gioconda" de Ponchielli. ¿Pero qué llevó a la construcción del teatro? A principios del siglo XX, Santa Fe vivía tiempos de modernización con una clase media y alta que demandaba un consumo cultural de características europeas. Pedían producciones que iban de la mano de los gustos de los inmigrantes italianos y españoles, con preferencias dramáticas y musicales, como operetas, comedias y dramas, protagonizados por divos y capocómicos del teatro europeo y nacional. Fue así que nació este teatro.
En 1903, la municipalidad y el gobierno provincial acordaron llevar adelante el proyecto para la construcción de un teatro en la capital santafesina. Se adquirió el terreno y se encargó la obra al arquitecto de origen francés Augusto Plou.
Recién en 1918, recibió la denominación del 1º de Mayo. El nombre rinde tributo al pronunciamiento de Urquiza contra Rosas y a la sanción de la Constitución Nacional. Su arquitectura responde al estilo Luis XV. La fachada presenta varias estatuas sobre motivos relacionados con la música. Se trata de Apolo ejecutando la lira y dos musas ensimismadas: Euterpe, la música, y Calíope, la poesía épica, que reunidas simbolizan de manera sobria la apoteosis de la música.
El espacio contiene tres salas: la sala mayor con capacidad para ochocientas personas, la sala Marechal con capacidad para doscientas cincuenta personas (inaugurada en 1970), y la tercera sala es utilizada para ensayos de ballet. Además, también contiene el Museo del Teatro.
La última remodelación que se le hizo al edificio fue en el año 2004, como preparativos para el centenario de su inauguración.
En 2011 fue declarado Monumento Histórico Nacional y Bien de Interés Histórico Artístico.
Cuando termines de recorrer el teatro, sigue caminando por San Martín hacia el norte. A pocos metros a mano derecha vas a encontrar el Museo de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas.
Estamos en el Museo de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas. Esta era la antigua casona de la familia Videla Cabal, que fue construida en 1902. La misma fue donada años después por su propietario al Club del Orden para desarrollar distintas funciones sociales. En 1925, el inmueble es entregado como forma de pago al Banco Provincial de Santa Fe, quien lo remata en 1942, siendo adquirido por la Municipalidad.
El edificio cuenta con una fachada academicista y líneas italianizantes. En su interior, luce escaleras de mármol de Carrara, vitrales importados y otros detalles propios de la época que lo distinguen entre los edificios patrimoniales de la ciudad.
¿Sabías que los caminos del edificio y del museo se iniciaron por separado? El Museo Municipal de Artes Visuales se creó el 28 de enero de 1936, y en sus comienzos funcionó en el foyer del Teatro Municipal hasta que en 1944 fue trasladado a este lugar. Recién en 1957 se le impone el nombre de Josefa Díaz y Clucellas.
La elección de ese nombre en esa época, todavía tan alejada de los movimientos de género en nuestra zona, es precursora, porque se está reivindicando la figura de una artista mujer. Es la primera artista que nace en la ciudad, por eso su figura es tan emblemática para nuestra región, pero también, según algunos entendidos, para el Cono Sur. Josefa Díaz y Clucellas se acercó a las artes desde niña, dibujaba, pintaba, y se dice que, aunque un pintor italiano la guiaba en sus primeros pasos, ella siguió aprendiendo de manera autodidacta, observando y experimentando.
Se dedicó especialmente a la pintura religiosa, a los retratos, a las naturalezas muertas, en especial, pintaba frutas. Alcanzó una gran maestría en esas frutas y en esas escenas religiosas. En 1894 ingresó a la orden de las hermanas adoratrices, pero no abandonó la pintura. Y por eso, a su nombre, hasta el día de hoy, se le antepone el "sor," que es esa jerarquía religiosa, y que habla de las relaciones de sororidad entre las hermanas. Fue la primera artista americana en firmar alguna de sus obras, y eso también habla de una autoconciencia de artista. Sin embargo, muchas de sus producciones no llevan firma, y eso hace que su obra esté dispersa en casas de familias santafesinas.
Cuando termines de recorrer el museo, te invitamos a que camines una cuadra hacia el norte. Sigue hasta el reloj que verás a la derecha antes de la esquina con Salta.
Estamos frente al local más antiguo de la peatonal. Este negocio ha estado funcionando desde 1885. Cuando Worms comenzó a funcionar aquí como joyería, no estábamos en San Martín 2184, sino en Calle del Comercio 686, ya que la numeración comenzaba en la Casa de Gobierno. En 1885, la firma fue establecida por dos hombres de nacionalidad belga, José Worms y Edmundo Heymon. A principios del siglo XX, sus herederos asumieron la empresa hasta que en la década de los cuarenta se la vendieron a la familia Cataño, que aún la administra en la actualidad.
El local, al ser el más antiguo de la peatonal, ha experimentado varias renovaciones a lo largo del tiempo. Cuando decimos que el local es un testigo del tiempo, no solo nos referimos a su historia, sino también al reloj que adorna su fachada. En 1901, Worms y Heymon trajeron de Europa el primer reloj que decoró la fachada, y la pieza que vemos hoy se instaló en 1940 en reemplazo del original.
Sobre las pequeñas historias de la vida cotidiana de los santafesinos que giran en torno a Worms, Oscar Cataño, el actual dueño de la firma, nos comparte algunos detalles:
La historia de la joyería Worms comenzó el 25 de abril de 1885, cuando se fundó el negocio en este mismo lugar, que en ese momento se llamaba Calle del Comercio en lugar de San Martín, y tenía un número como 686, ya que la numeración empezaba desde la calle de Gobierno hacia aquí. ¿Verdad? Desde aquel entonces, ha estado en el mismo lugar, manteniendo la idea de un negocio familiar. Ya han pasado 135 años desde su fundación el 25 de abril, y el reloj que ves en la puerta es de 1943, que fue la última renovación que se hizo en la fachada. El negocio ha crecido desde entonces hacia el sur. Compramos partes de casas vecinas y lo hicimos más espacioso. Actualmente, tiene 11 metros y medio de frente, pero en sus inicios tenía solo 6 metros y un poco más. Como referencia, en esa época, la costa del río llegaba hasta la calle 25 de Mayo. Esto significa que todo lo que hoy vemos hasta el puerto es relleno. Es decir, las Barrancas del Río estaban a unos 100 metros de la Peatonal San Martín. En aquel entonces, la calle era de adoquines y se llamaba Calle del Comercio. En épocas posteriores, incluso había rieles de tranvía en la calle. El reloj ha permanecido en el mismo lugar desde 1943, y aunque en este momento no funciona, estamos explorando cómo repararlo.
Ahora te invitamos a cruzar la calle Salta, sigue por San Martín hasta llegar al 2219.
Estamos en la sede del Club Español de Santa Fe, una institución social fundada en 1889 por un grupo de españoles que residían en la ciudad. La mayoría de ellos estaban relacionados con el comercio y la industria. La institución tenía como objetivo fomentar las relaciones entre los miembros de la comunidad española. Inicialmente, se ubicaba en la calle Comercio 2100, que es la actual Peatonal San Martín, y más tarde se trasladó a este lugar. El edificio en el que opera se inauguró en 1916 y ha sido un hogar para la historia y la cultura de la comunidad española en Santa Fe.
A lo largo de los años, la institución ha albergado conciertos de piano de artistas como Arthur Rubinstein y lecturas de escritores notables, incluyendo a Jorge Luis Borges. En la fachada actual, hay dos locales comerciales que se incorporaron en la década de 1990. Con el tiempo, el Club Español dejó de ser el centro para todas las comunidades españolas a medida que estas crearon sus propias instituciones.
En este lugar se fomentaban juegos recreativos y competitivos, incluyendo el ajedrez, el billar y el casín. Leopoldo Marcos, un jugador de primera división de Casín del Club Español, nos explica sobre el casín:
Una de las actividades más destacadas en nuestro club es el casín, que actualmente se conoce como Cinco Quillas, una especialidad del billar italiano llamada Cincuquilles, que significa cinco palitos. Se juega con tres bolas y cinco palitos en el centro de la mesa, sin agujeros o troneras. La sala del Centro Español tiene cinco mesas con material de alta calidad. Se han celebrado innumerables torneos de prestigio aquí, incluyendo campeonatos santafesinos, provinciales, argentinos y finales del circuito master. En 2013, organizamos un campeonato internacional con jugadores uruguayos, brasileños y los mejores jugadores del país. Figuras notables del casín argentino han competido en nuestra sala, como Amado Jadur, cuatro veces campeón argentino, Manuel Horacio Gómez, el primer campeón mundial de Casín en 1965. Este deporte sigue siendo popular y da vida a las instalaciones del Centro Español, con partidas, cafés, cenas y charlas después de las cenas de camaradería.
Te invitamos a mirar al costado y observar otro edificio emblemático, el de la Bolsa de Comercio.
El edificio de la Bolsa de Comercio se construyó en 1910 como sede del Club Comercial. Dos años después, cuando se creó la Bolsa de Comercio, ambas instituciones compartieron el edificio hasta que en 1919 se fusionaron para formar la Bolsa de Comercio. El diseño arquitectónico del edificio fue obra del arquitecto Domingo Tettamanti. Representa un ejemplo de la tendencia ecléctica y es un símbolo de los imaginarios urbanos y sociales de la comunidad que lo creó.
Desde sus inicios, este lugar se destacó por sus comodidades, como la sala de lectura, la biblioteca, las mesas de billar, los comedores y las instalaciones sanitarias. También proporcionaba instalaciones para los socios que viajaban desde el interior de la provincia.
Te invitamos a continuar tu recorrido caminando hacia el norte por la Peatonal San Martín hasta que llegues a la esquina con Mendoza.
Estamos frente a una de las cafeterías más tradicionales de la peatonal. A principios de los años sesenta, esta cafetería revolucionó el consumo de café en la ciudad al introducir la especialidad italiana: el famoso café espresso. Utilizaban una máquina importada desde Italia, La Pavoni, para preparar esta deliciosa infusión. En su apogeo, se dice que vendían hasta dos mil cafés al día.
La Peatonal San Martín ha sido el núcleo de muchos otros cafés, bares y choperías populares en la ciudad, como La Modelo, El Cabildo y El Baviera, entre otros. Esta esquina es un lugar clásico para los encuentros de los santafesinos, y es tan emblemática que en una de sus mesas se gestó la idea de formar la Asociación Santafesina de Escritores, que finalmente se estableció en 1955. Esta asociación contó con la participación de reconocidos literatos.
Te invitamos a continuar caminando por la Peatonal San Martín hasta que llegues a la esquina con Tucumán
Estamos frente a la sucursal Santa Fe del Banco Nación. La obra arquitectónica sigue los lineamientos estéticos establecidos por la entidad a nivel nacional, y en su fachada se distinguen el escudo y el reloj que identifican al banco. La construcción comenzó en 1921 y se inauguró en 1923. En la planta baja, funcionaba la actividad bancaria, mientras que en la planta alta, había dos viviendas. Esta sucursal fue escenario de una historia bastante peculiar: aquí tuvo lugar el primer robo del siglo XX.
El 23 de septiembre de 1994, un empleado llamado Mario César Fendrich se llevó el equivalente a tres millones doscientos mil dólares y estuvo prófugo durante más de cien días. Finalmente, se entregó, fue a juicio y fue condenado a ocho años de prisión, pero el dinero nunca apareció.
Mario César Fendrich, el tesorero del banco en ese momento, le dijo a su esposa que se iba de pesca con amigos, pero en realidad se llevó en su auto tres millones de pesos, que en ese momento equivalían a tres millones de dólares y ciento ochenta y siete mil dólares. El robo no se descubrió hasta el 26 de septiembre de 1994, cuando Fendrich dejó una nota a su superior en la que admitía su acción.
Fendrich finalmente se entregó el 9 de enero de 1995. Tras cumplir su condena, continuó viviendo en la misma casa y mantuvo un perfil bajo. Falleció en 2018 mientras estaba de viaje en Cuba.
Te invitamos a continuar caminando por la Peatonal San Martín hacia el norte. Cuando llegues a la esquina de La Rioja, pasa a la próxima parada.
Estás frente a la Basílica Nuestra Señora del Carmen, un hermoso templo construido a mediados del siglo XIX cuando la ciudad comenzó a extenderse hacia el norte y los inmigrantes se agrupaban en la zona costera. En ese contexto, el presbítero José Doldán decidió la construcción de lo que se conoció como la "Iglesia del Puerto." La construcción de la capilla se inició en 1865, pero se paralizó en 1871. Pasaron 16 años hasta que Jonás Larguía le dio un nuevo impulso, y la basílica se inauguró en 1889. Larguía, autor de la obra del viejo Congreso de la Nación, falleció en Santa Fe en 1891, y sus restos descansan dentro de la basílica. Tras su muerte, el arquitecto Juan Bautista Arnaldi, autor de las catedrales de Paraná, Rosario y La Rioja, ejecutó la fachada actual.
La basílica presenta detalles notables, como la ornamentación de los frescos de la bóveda, a cargo del artista Juan Chingolani, pintor personal de los papas León XIII y Pío X. Además, la decoración fue realizada por el escultor Francisco Marinaro, quien también restauró la Capilla Sixtina en Roma. Un dato interesante es que en 1906 se colocó en lo alto de la torre el reloj que perteneció al Cabildo de Santa Fe.
En reconocimiento a su importancia, esta iglesia fue declarada Basílica por el Vaticano el 6 de agosto de 1986, y en abril de 1996, el edificio fue declarado Monumento Histórico Provincial.
Este es el final de tu recorrido en este paseo. Te invitamos a seguir explorando Santa Fe Capital a través de otras opciones para disfrutar del turismo en la ciudad.